La saludable tarea de cultivar un huerto al aire libre, donde además de disfrutar de la naturaleza, se obtienen productos alimenticios y la certeza de que éstos son ecológicos, anima cada vez a más personas a cultivar su propio huerto.
Los huertos comunitarios o vecinales, públicos o privados, cedidos u ocupados, van poco a poco teniendo su hueco en nuestro entorno próximo. Se trata de experiencias que cubren un doble objetivo, el de crear una red comunitaria de barrio y el de producir alimentos directamente por los consumidores de una forma ecológica y creativa.
Estas experiencias ponen en valor espacios en desuso dentro de las ciudades, pero muchas veces están ligados a una situación de falta de medios e incertidumbre en cuanto a la continuidad de los proyectos.

En Vitoria-Gasteiz, los vecinos de Zabalgana, a través de la asociación Zabalortu se han animado a dar este paso (http://www.zabalortu.org), mientras que en Salburua los vecinos se han asociado para poner en marcha un proyecto de “Bosque comestible” (Asociación Basalburu) (http://bcsalburua.wordpress.com/).
En Bizkaia son varias las asociaciones que promueven esta iniciativa comunal: Ur Chitao en Erandio, Ikoeta-Baratza (ecohuertos comunitarios) de Lutxana, Baratza Taldea en Deusto y la asociación Desazkundea en Zubaranbarri.
Más allá de las verduras y hortalizas recolectadas, los huertos tienen una gran potencialidad como espacios autogestionados que fortalecen las relaciones comunitarias, son lugares de encuentro y construcción colectiva de identidad en la que todo el mundo puede aportar ideas y conocimientos (emigrantes, personas mayores, jóvenes…).